viernes, 7 de octubre de 2011

Echamos la vista atrás...

La radio es un aparato común en nuestra vida. Un medio de comunicación de masas que se basa en la emisión de ondas electromagnéticas que permiten la transmisión a distancia de palabras y sonidos. Pero es para todos conocido que la radio, es mucho más que esta definición tan técnica. Es compañía para aquellos a los que solo les queda la voz tras el aparato. Es el más viejo conocedor de la actualidad. El tranquilizante más implacable cuando el tráfico desborda nuestra paciencia. La radio es cultura, deporte, tristezas y alegrías. La radio es presente, pasado pero sobre todo futuro, aquel que marcaremos las nuevas generaciones de periodistas. Pero, ¿a quién le debemos verdaderamente la invención del aparato? ¿En qué fechas comenzó todo?
A continuación mostraremos el camino recorrido por la radio hasta convertirse en el medio de comunicación de masas que es en nuestros días.
El primer nombre que suena es el de Michael Faraday, científico británico que en 1985 sostuvo que la corriente eléctrica se propagaba como si existiesen partículas discretas de electricidad. A pesar de los años, las ideas de Faraday no cayeron en el olvido puesto que su alumno  James Clark Maxwell establecería las bases teóricas de la propagación de las ondas electromagnéticas. Esto lo hizo traduciendo las aportaciones de su profesor en ecuaciones matemáticas, a la vez que señalaba la posibilidad de crear ondas electromagnéticas que se propagasen a la velocidad de la luz.
Las aportaciones de Faraday y Maxwell no dieron resultados prácticos hasta que el alemán Heinrich Hertz, en 1887 consiguió confirmar empíricamente la existencia de las ondas electromagnéticas. Con la ayuda de un oscilador y un resonador rudimentarios, Hertz lograría trasmitir sin hilos, señales eléctricas desde una habitación a otra. Pero esto contaba con la limitación de que el resonador solo detectaba las ondas si se colocaba muy cerca del generador encargado de producirlas.
En 1890, Edouard Branly inventó el cohesor, con el cual lograría detectar la presencia de las ondas hertzianas a una distancia mayor que el viejo resonador de Hertz, aunque todavía insuficiente para utilizarlo de forma práctica. En este punto, tuvo su contribución Alexander Popov quien construyó la primera antena, gracias a la cual consiguió mejorar sensiblemente el procedimiento para radiar y captar ondas hertzianas.
Con las aportaciones nombradas hasta ahora ya se contaba con elementos básicos de un sistema de radiocomunicación, a falta de los imprescindibles ajustes técnicos que la dotaron de la fiabilidad necesaria para su utilización práctica y explotación comercial. Dicha labor le correspondió a Guglielmo Marconi. Este fue capaz de realizar retransmisiones inalámbricas entre dos puntos distantes en el jardín de su casa en el año 1895. Incluso más adelante fue aumentando la distancia entre el punto emisor y el punto receptor. De esta manera, en 1897 consigue incluso establecer contacto telegráfico inalámbrico entre una distancia de nueve millas. Pero no fue hasta 1901 cuando consiguió su logro de mayor importancia al captar desde Canadá las tres señales de la letra ‘S’ del código Morse que le enviaban sus colaboradores desde Inglaterra. Ciertamente, las aportaciones de Marconi fueron decisivas para la evolución de la radiodifusión. Pero, seriamos injustos otorgándole todo el mérito puesto que es necesario tener en cuenta que fueron decisivas las aportaciones de otros investigadores.
Además de esto, cabe destacar una fecha en la historia de la radio: la Nochebuena de 1906. En dicha fecha el físico Reginald. A. Fessenden realizó la primera transmisión de voz y música de la historia. 


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